Por las obtusas calles de lo cotidiano
caminamos.
Sin nadie a los costados,
con una incomprensible guía en el bolsillo
y una no menos incomprensible fe en nuestro itinerario.
Alrededor hay rostros que nos miran con desconfianza,
acaso horrorizados
o interrogantes,
o indignados,
o con fingido espanto santiguándose ,
y en todo caso, ajenos, del otro lado de la vía.
Pero en cualquier esquina nos asalta
el rostro cómplice que nos contempla con cierta admiración
y cuya sonrisa nos empuja a seguir dibujando senderos
para los pies descalzos del mañana.
Y entonces la nieve en los zapatos ya no resulta tan pesada
ni vacilamos ante los inclementes empujones
o las mezquinas zancadillas que se van alzando a nuestro paso.
Aun así, las calles son las mismas que nos vieron
echar a andar en una madrugada yacente en el olvido.
Tal vez no hagamos más que dar vueltas en círculo,
erráticos vaivenes en la oscuridad.
Y sin embargo, caminamos,
sin nadie a los costados caminamos,
con una obstinación quizá heredada
de aquellos otros que algún lejano día caminaron
forjando sin saberlo caminos útiles,
ciudades habitables y espíritus.
viernes, 18 de enero de 2013
miércoles, 9 de enero de 2013
HE PERDIDO - JOSÉ MARÍA HINOJOSA
He perdido
la memoria de los siglos;
sólo conservo alientos
de papiros añejos.
Y tengo la nostalgia de mí mismo
de cuando sabios eran mis consejos,
del tiempo en que mi olor
no era el de museo.
No puedo resistir
ver correr de mis ojos
arenales de lágrimas
formados por escombros.
Yo perdí la noción del calendario
y de días microbios,
pero continuaré mi papel de hierático,
con sonrisa de insomnio,
en este film inacabado.
Mi voz, mi signo indescifrado,
no lo busquéis en el presente,
buscadlo en el pasado.
la memoria de los siglos;
sólo conservo alientos
de papiros añejos.
Y tengo la nostalgia de mí mismo
de cuando sabios eran mis consejos,
del tiempo en que mi olor
no era el de museo.
No puedo resistir
ver correr de mis ojos
arenales de lágrimas
formados por escombros.
Yo perdí la noción del calendario
y de días microbios,
pero continuaré mi papel de hierático,
con sonrisa de insomnio,
en este film inacabado.
Mi voz, mi signo indescifrado,
no lo busquéis en el presente,
buscadlo en el pasado.
martes, 1 de enero de 2013
WYSTAN HUGH AUDEN - LA HISTORIA DE LA VERDAD
En aquellos tiempos en que ser era creer,
la Verdad era el súmmum de muchos creíbles,
más previa, más perpetua, que un león con alas de murciélago,
un perro con cola de pez o un pez con cabeza de águila,
en absoluto como los mortales, en tela de juicio por sus muertes.
La Verdad era su modelo mientras se afanaban en construir
un mundo de objetos perdurables en los que creer,
sin creer que la loza de barro y la leyenda,
el pórtico y la canción, eran veraces o embusteros:
la Verdad ya existía para ser cierta.
Esto ahora que, práctica como los platos de cartón,
la Verdad es convertible en kilovatios,
lo último por lo que nos regimos es un antimodelo,
alguna falsedad que cualquiera puede desmentir,
una nada en cuya existencia nadie tiene por qué creer.
Versión de Eduardo Iriarte
"Canción de cuna y otros poemas"
la Verdad era el súmmum de muchos creíbles,
más previa, más perpetua, que un león con alas de murciélago,
un perro con cola de pez o un pez con cabeza de águila,
en absoluto como los mortales, en tela de juicio por sus muertes.
La Verdad era su modelo mientras se afanaban en construir
un mundo de objetos perdurables en los que creer,
sin creer que la loza de barro y la leyenda,
el pórtico y la canción, eran veraces o embusteros:
la Verdad ya existía para ser cierta.
Esto ahora que, práctica como los platos de cartón,
la Verdad es convertible en kilovatios,
lo último por lo que nos regimos es un antimodelo,
alguna falsedad que cualquiera puede desmentir,
una nada en cuya existencia nadie tiene por qué creer.
"Canción de cuna y otros poemas"
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