existe y nos engendra.
No tiene origen el tiempo,
tan sólo nos destruye.
Soy un sueño de Dios.
Me detengo a tocar los árboles,
abrazo el cielo,
camino entre la gente
con los labios abiertos,
dispuesta la piel a la caricia.
Busco el latido de los ojos,
el deseo, el miedo, el temor,
la luz que en los cuerpos se derrama,
las manos en su cuenco,
el tacto donde crece
el calor antiguo que nos dábamos.
Contemplo el fuego,
paladeo el alba y el poniente,
el sabor de la fruta.
Vuelo con los pájaros.
Buceo con el pez.
Recorro las montañas.
Me derramo en los cabellos del día.
Lo he amado todo.
Lo he perdido todo.
El mundo me posee
y yo poseo el mundo.
Beso la lluvia.
Venero en todas partes
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