martes, 21 de mayo de 2013

LO QUE ME DIJO UN ANARQUISTA ADOLESCENTE - ROQUE DALTON

No matéis a los curas, pueblos que despertáis y caéis en la cuenta
de la estafa más grande que edad alguna oliera.

Por el contrario estimulad su cría,
cebadlos uno a uno con esmero acucioso.
Así podréis ir luego montados en curas gordos al trabajo
-la gasolina siempre tiende a subir-,
dejarlos amarrados a la puerta del bar,
decir -oh desdeñoso ancestro que os resurge-
que el vuestro está más brioso que los otros mostrencos.

Los domingos llevaremos a los niños a las carreras de curas
-único juego de azar que será permitido-
en las cuales brillarán los descendientes pur sang de los obispos.

Habrá curas de tiro y carga, curas trotones, curas sementales,
y tendrán los establos olor a santidad.

Los curas inservibles serán embalsamados
y vendidos como adornos de salón:
la tonsura podrá servir de cenicero.


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