sábado, 27 de noviembre de 2010

EL AMOR DESPUÉS DEL AMOR - DEREK WALCOTT

El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
tú saludarás al tú mismo que llega
a tu puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón,
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.


lunes, 15 de noviembre de 2010

LA CONVERSIÓN - RENATO LEDUC

Prólogo

Pensamos que ya era tiempo de ser románticos,
y entonces
confeccionamos un paisaje ad-hoc,
saturado del más puro idealismo,
y barnizamos la luna
de melancólico color.

Adquirimos también
una patria y un dios
para los usos puramente externos
del culto y del honor.

(Vertimos por la patria
medio litro de sangre;
comulgamos con ruedas de molino
por el amor de Dios.)

¡Ah!… y teníamos una dama
propia para el corazón.
Usaba las manos blancas,
un albo cuello de cisne
y los ojos insolubles
a la temperatura del alcohol.
Era una dama Capuleta,
hábil para charlar en el balcón.

Naturalmente, Chopin
y algunas otras cosas similares,
nos hicieron llorar más de una vez,
pero justificamos nuestro llanto
con el capcioso: ¿Quién que es, no es?
Y otras veces
llorábamos también por la exquisita
banalidad de nuestra vida
ida.
Cuando
vicios, virtudes y personas notables
bailoteaban
sobre la cuerda de nuestra ironía,
como muchachos locos, en la escuela,
o como tiples en la pasarela.

Y al fin fuimos cristianos
por esnobismo.
Necesitábamos precisamente
algún egregio sembrador de dudas
y en un baile de máscaras
la rubia Magdalena nos presentó a Jesús.

Y sucedió, porque al atardecer
las pasiones jocundas acallaron
su estentóreo fulgor de dinamita.
Éramos mansos de corazón
y la carne del Cosmos era de una
estupenda belleza hermafrodita.

De “Algunos poemas deliberadamente románticos
y un prólogo en cierto modo innecesario” 1933

miércoles, 10 de noviembre de 2010

FULL DE REINAS - SONIA MANZANO

Por la simple fricción de las palabras
se llega al éxtasis.
En ésta, mi primera relación con el texto,
textualmente me revuelco en el lenguaje.

Entreabro los labios para decir "esta boca es mía",
pero no sé si soy yo la que por esta boca está hablando.
No importa que nadie me recuerde en este último día
tan parecido al siguiente.

Algo que no es la rosa de otros días
fluye entre los muslos,
desangra para siempre entre los labios
la rosa que no vuelve.

lunes, 1 de noviembre de 2010

CIVILIZACIÓN - JAIME TORRES BODET

Un hombre muere en mí siempre que un hombre
muere en cualquier lugar, asesinado
por el miedo y la prisa de otros hombres.

Un hombre como yo; durante meses
en las entrañas de una madre oculto;
nacido, como yo,
entre esperanzas y entre lágrimas,
y -como yo- feliz de haber sufrido,
triste de haber gozado,
hecho de sangre y sal y tiempo y sueño.

Un hombre que anheló ser más que un hombre
y que, de pronto, un día comprendió
el valor que tendría la existencia
si todos cuantos viven
fuesen, en realidad, hombres enhiestos,
capaces de legar sin amargura
lo que todos dejamosa los próximos hombres:
El amor, las mujeres, los crepúsculos,
la luna, el mar, el sol, las sementeras,
el frío de la piña rebanada
sobre el plato de laca de un otoño,
el alba de unos ojos,
el litoral de una sonrisa
y, en todo lo que viene y lo que pasa,
el ansia de encontrar
la dimensión de una verdad completa.

Un hombre muere en mí siempre que en Asia,
o en la margen de un río
de África o de América,
o en el jardín de una ciudad de Europa,
una bala de hombre mata a un hombre.

Y su muerte deshace
todo lo que pensé haber levantado
en mí sobre sillares permanentes:
La confianza en mis héroes,
mi afición a callar bajo los pinos,
el orgullo que tuve de ser hombre
al oír -en Platón- morir a Sócrates,
y hasta el sabor del agua, y hasta el claro
júbilo de saber que dos y dos son cuatro...

Porque de nuevo todo es puesto en duda,
todo se interroga de nuevo
y deja mil preguntas sin respuesta
en la hora en que el hombre
penetra -a mano armada-
en la vida indefensa de otros hombres.
Súbitamente arteras,
las raíces del ser nos estrangulan.

Y nada está seguro de sí mismo
ni en la semilla en germen,ni en la aurora la alondra,
ni en la roca el diamante,
ni en la compacta oscuridad la estrella,
¡cuando hay hombres que amasan
el pan de su victoria
con el polvo sangriento de otros hombres!