domingo, 30 de marzo de 2014

PERDIDO - FERNANDO PAZ CASTILLO

He caminado tanto
que ya no puedo distinguir mis huellas.
He perdido el camino tantas veces
y tantas veces he emprendido nuevas sendas
que desconozco el punto en que me hallo.

Me guía la subconsciencia:
una cosa aprendida y olvidada,
una primera fuerza.

Solo en la encrucijada soy un centro.
Giran los soles, pasan las estrellas
y yo persisto porque soy idea.

Me paro a distinguir y no distingo.
Hay roquedas, abismos y malezas,
y caminos que huyen, se confunden,
se disparatan en la tarde inmensa;
pero, aunque he olvidado mi camino,
me guía la subconsciencia...

Hoy siento en mí una fuerza
que busca desplazarse,
que se quiere quebrar, pero está firme;
que se quiere escapar, pero está entera...

... Y he caminado tanto
que ya no puedo conocer mis huellas.



domingo, 23 de marzo de 2014

SIGUE TOCANDO - OMAR MUSA

Ésto es una advertencia para todos.

El mañana no es tu amigo.

El mañana es un visitante para cuya llegada no estás preparado,
cuyos cambios de ánimo no puedes anticipar.
No los puedes anticipar porque nunca sabes
si va a llegar a tu puerta trayendo flores o un arma,
pero sabes que está todo el tiempo acercándose.

Ésto es una advertencia.

Nunca dejes que se consuma el fuego de la lámpara.
Nunca dejes de hacer tu música, incluso si el disco está rayado,
la aguja quebrada y el micrófono desconectado-
sigue tocando.

Incluso cuando estés de pie mirando los amenazantes arrecifes,
donde los corales parecen hechos de cuchillas y navajas,
donde el cielo apenas brilla con una luz de carbón
encima de los tiburones y los intermitentes cardúmenes,
donde te mueves entre mareas de información
(algunas correctas, otras erróneas, otras sencillamente dementes)
olas de opinión tan potentes que amenazan con ahogarte-
sigue tocando.

Incluso cuando sientas que la amistad es un campo de batalla
donde la brisa está cargada de ego y desconfianza,
donde el afilado sol se oscurece
por un billón de flechas que cantan con la claridad de los pájaros,
donde intercambiamos palabras encendidas en bares y autos recalentados,
donde sentimos que somos lo que queda de los naufragios
de los ideales abandonados-
sigue tocando.

Incluso cuando las respuestas negativas se apilen como pirámides
y te digan que no tienes talento
y que nadie quiere escuchar a un rapero de un pueblo pequeño de Australia
y que ninguna radio va a poner tu música
y gritas y gritas y nadie te escucha-
sigue tocando.

Pero no estoy seguro de por qué deberíamos,
cuando claramente las posibilidades apuntan en contra nuestra.
Porque sé que el corazón de los hombres
es un pastizal donde florece la oscuridad.

Todo lo que sé es que tengo suerte de estar aquí
y que algún día, pronto, este hombre de pasión y lujuria
va a ser polvo y cenizas.
Y que voy a esparcirme de vuelta en el suelo del que salí
y que no quiero que mi último suspiro sea un lamento.
Quiero poder decir que salté del acantilado cuando fue necesario,
que bebí del cáliz cuando me lo pasaron.
Que incluso cuando el disco estaba rayado,
la aguja quebrada y el micrófono desconectado-
seguí tocando.

Ésto es un advertencia para todos.
El mañana no es tu amigo.
Así que nunca dejes que el fuego de tu lámpara se consuma.
Porque nunca sabes
cuándo podría terminar hoy.


miércoles, 12 de marzo de 2014

ENTONCES NO SÉ QUÉ DECIR - JULIO TORRES RECINOS

Voy por las calles,
me sacudo llantos de la piel,
me desprendo los últimos muertos que no quisieron morir.
Voy como alma en pena,
como un rayo sin trueno,
escapándome de la vida,
buscando un lugar donde morir.
No es la soledad,
no es esta triste muerte,
no es el recuerdo de mi pequeño hijo.
Es esta huerez debajo de mis ropas,
es el seco sonido de cada golpe,
es la miseria y el asco detrás de cada oficina,
es la T. V. y la Magazine y su Daily Report,
es la carencia en mis huesos,
es la sensación de haberme ido
sin haber dado el abrazo,
sin haber visto con ojos precisos.
Es la idea de haber olvidado
algo en una casa, en cualquier lugar.
Entonces no sé qué decir.
Cuando araña en la memoria
la lenta sonrisa de algún muerto,
cuando me pregunto cuánto cuesta tu muerte y la mía,
cuando sé que no hay muerte más perversa.
Entonces hay que ser payaso o enemigo,
no van conmigo los equívocos,
y decir la palabra Patria
con sus suelos húmedos y el alquiler por pagar,
y ser un Héctor o el de la Mancha.
Entonces no sé qué decir.