Esta es mi máscara. Mujer de esfuerzo y porfía.
Porfiada, testaruda como tronco de álamo.
Esta es mi máscara, Venus doméstica, cotidiana
pariendo versos, limpiando historia, muebles,
sacudiendo estrellas antes que la noche se prenda.
Esta es mi máscara, perra que a solas
Corta el cordón umbilical
Donde nacen fantasmas y pesadillas.
Esta es mi máscara, hembra simple. Quebrada.
Reconstituida. Ignorada. Reconstituida. Hecha mierda.
Reconstituida gracias a estas rodillas que codo a codo
han sabido encontrar Puerta.
Esta es mi máscara, partera de pueblo,
Provinciana de talones partidos
con olor a sauce y ruido de reguero
torso polvoriento entre matas de toronjil
y otras hiervas milenarias.
Esta es mi máscara, mujer magma. A la antigua usanza.
Habitual escribidora. Eterna respiradora de noches seráficas.
Carne pálida entreverada con la memoria
Mujer al fin, cruzando espejos donde las máscaras
No existen.
No se conocen.
No sirven.
sábado, 24 de mayo de 2014
sábado, 10 de mayo de 2014
CORAJE - ANNA SWIRSZCZYNSKA
No seré esclava de ningún amor.
A nadie
devolveré el sentido de su vida,
su derecho al crecimiento constante
hasta el último aliento.
Maniatada por el oscuro instinto
de la maternidad,
sedienta de ternura como el asmático
de aire,
con qué empeño construyo en mí
el hermoso egoísmo humano,
reservado desde hace siglos
para el varón.
Contra mí
están todas las civilizaciones del mundo,
todos los libros santos de la humanidad
escritos por ángeles místicos
con la expresiva pluma del relámpago.
Diez Mahomas
en diez elegantemente enmohecidas
lenguas
me amenazan con la condenación
en la tierra y en el cielo eterno.
Contra mí
está mi propio corazón
amaestrado por milenios
en la cruel virtud de la víctima.
A nadie
devolveré el sentido de su vida,
su derecho al crecimiento constante
hasta el último aliento.
Maniatada por el oscuro instinto
de la maternidad,
sedienta de ternura como el asmático
de aire,
con qué empeño construyo en mí
el hermoso egoísmo humano,
reservado desde hace siglos
para el varón.
Contra mí
están todas las civilizaciones del mundo,
todos los libros santos de la humanidad
escritos por ángeles místicos
con la expresiva pluma del relámpago.
Diez Mahomas
en diez elegantemente enmohecidas
lenguas
me amenazan con la condenación
en la tierra y en el cielo eterno.
Contra mí
está mi propio corazón
amaestrado por milenios
en la cruel virtud de la víctima.
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