¿Qué si me duele? un poco, te confieso
que me heriste a traición, mas por fortuna
tras el rapto de ira vino una
dulce resignación... pasó el acceso.
¿Sufrir? ¿Llorar? ¿Morir? ¿Quién piensa en eso?
El amor es un huésped que importuna,
mírame cómo estoy, ya sin ninguna
tristeza que decirte, dame un beso.
Así, muy bien, perdóname fui un loco,
tú me curaste -gracias-, y ya puedo
saber lo que imagino y lo que toco.
En la herida que hiciste, pon el dedo,
¿Qué si me duele? Sí, me duele un poco,
mas no mata el dolor... no tengas miedo...
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Gracias por este soneto del enorme mexicano Luis Gonzaga Urbina.
ResponderEliminarUn gusto andar por aquí.
Saludos...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSe entendería mejor si estuviera completo
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